La observación de Hales siguió siendo interesante pero inútil en el campo hasta que Jean Léonard Marie Poiseuille, un físico y fisiólogo francés, inventó el hemadinamómetro. Antes de Poiseuille, no había forma de medir las variaciones en la presión. Creó un manómetro de mercurio, que podía medir el aumento y la caída de la presión arterial. El problema era que el sistema de Poiseuille, como el de Hales, también era invasivo por insertar un tubo hueco delgado en una arteria. En 1828, Poiseuille gana una medalla en la Academia de Medicina de París por dichas investigaciones. Los humanos habían estado usando manómetros desde la década de 1600 para medir la presión en otras aplicaciones, pero Poiseuille fue el primero en aplicarlo a la presión arterial. Con cada pulso, la presión de la sangre del paciente movería el nivel de mercurio. Uno podría medir ese desplazamiento para encontrar un punto de referencia para la presión.
Foto de Carl Ludwig, quien desarrollo el Quimografo
Foto de un Quimografo
Otra foto del Quimografo
Uso del Quimografo en una persona
Las ideas de Poiseniulle permiten al médico y fisiólogo alemán Carl Ludwig desarrollar el Quimografo en 1847. Los métodos desarrollados por estos investigadores eran invasivos y consistían en la introducción de una cánula directamente en el sistema circulatorio. El quimografo de Ludwig usaba un bolígrafo flotante colocado en un tambor giratorio para rastrear el movimiento del mercurio. El resultado fue un gráfico de ondas, uno que, en teoría, sería más preciso que las mediciones anteriores. Una vez más, la instrumentación requería perforar un agujero en el cuerpo del paciente, en una arteria nada menos. Esta no era una idea comercializable.
Foto de Etienne-Jules Marey
Imagen del Esfigmógrafo, no invasivo y portátil de Jules Marey
Hasta 1855, no se comenzaron a vislumbrar formas de medición "no invasiva", y uno de sus precursores fue el fisiólogo alemán Vierordt con su precursor denominado esfigmógrafo. Sus ideas eran buenas, pero obtuvo el éxito esperado cuando Etienne Jules Marey en 1860 mejora el instrumental y diseña un Esfigmógrafo portátil y no intrusivo. Su instrumento gana adeptos poco a poco en el mundo médico de finales del siglo XIX. El avance de las técnicas no invasivas fue determinante con las mejoras realizadas a los esfigmomanómetros, y una de las más relevantes fue la que en 1896 realiza Scipione Riva-Rocci inventando el esfigmomanómetro de columna de mercurio; desarrolla una versión simple de usar del esfigmomanómetro.. Un originalísimo esfigmomanómetro con objetos tan comunes como un tintero, algunas pipas de cobre, tubos de bicicleta, y una cantidad de mercurio. . En 1905 el médico ruso Nikolái Korotkov descubre un método "no invasivo" capaz de medir fácilmente la presión arterial mediante auscultación. Comunica su descubrimiento en una simple nota de 207 palabras a la Academia de Ciencias Médicas de San Petersburgo. Y en 1915 William A. Baum inventa el baumanómetro tal y como se conoce a comienzos del siglo XXI, su avance permite medir la tensión con un instrumento portable.
Foto de Scipione Riva-Rocci y su invento; el tensiómetro de mercurio con brazalete
Foto de Nikolái Korotkov, quien añadió al tensiómetro la auscultación como método de medición.. por el, se conocen los famosos ruidos de Korotkov
Técnica para medir la presión arterial y los ruidos de Korotkov
Foto del Baumanometro que invento William Baum
Foto de William Baum
En la década de los años setenta se comenzaron a introducir en los ambientes hospitalarios los esfigmomanómetros digitales capaces de realizar medidas automáticas. Los avances en la miniaturización de los componentes electrónicos, y su continuo abaratamiento, logró que a finales del siglo XX fuese posible adquirir un instrumento de medida y realizar las medidas sin la asistencia de personal cualificado. A comienzos del siglo XXI es un electrodoméstico que se puede adquirir en farmacias. Los esfigmomanómetros de mercurio se han ido retirando paulatinamente debido a la toxicidad de dicho metal y los problemas medioambientales que plantea el reciclado o el de sus residuos en caso de rotura. El mercurio contenido en las ampollas es un contaminante no degradable, bioacumulable, que pasa al medio ambiente por evaporación o a través de las aguas residuales, y se deposita en el fondo marino, en el suelo y en sedimentos que pueden entrar posteriormente en la cadena alimenticia.
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